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El control ya no cambia de canal

En la interminable pantomima de la vida
La canícula de agosto nos ahoga
Nos perdemos en preguntas sin sentido
Buscando a alguien que no existe
Lo real pasa inerte y hiere
Y para continuar nos ponemos mascaras
Puesto que de estas hay miles
Pero el yeso es frágil y como polvo
Se desintegra
Así dejando libre la mirada al espejo escrutiñador

El que juzga y no perdona
El que nos refleja también por dentro

Y al final, al tener que escoger
Gana solo el maharajá
La música se vuelve silencio y
Solo los sordos la escuchan
Las melodías ahora visibles
Solo los ciegos las ven
Porque las cosas son exactamente lo que parecen
No siempre hay algo mas allá de lo que existe
Y el piloto de la vida es consciente
Que ahora navega entre mares de
Humo, suciedad y sollozos
Porque la sombra siempre tapa lo limpio
Y de pronto todos los actores del teatro de la vida
Se olvidaron sus líneas
El mundo quedo en silencio
De repente la cortina del último acto se revela
Y la muerte nos aguarda silenciosa
En su espera
Y mas allá, arriba, un payaso triste nos observa.





No sé si alguna vez vieron la película 'Hotel Rwanda'. Yo escribí este poema después de haberla visto. Por el 2006, creo...

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