El Dios (mio)

Habìan llegado todos, asì como ese dìa me especificaste, todos, cada uno con un paraguas diferente.
No habìamos calculado que tal vez no lloverìa, pero lo habìamos decidido hace ya tanto, que poco podìa importar. Tal vez cuando me lo dijiste nisiquiera pensabas en lluvia, mas bien en un sol maligno de esos que llegan a derretir hasta las mejores de las intenciones. Tal vez lo habìas calculado todo a la perfecciòn sin decirme nada (si nos volvemos a encontrar algùn dìa recuérdamelo, para poder preguntarte).
Estaban ya todos alrededor del lugar que me indicaste ese dìa esperando tu predicciòn, el evento cumbre de todo este plan, lo que anhelabamos desde aquel invierno del 59'.
Te acuerdas lo que me dijiste ese dìa?
Lo que me dijiste cuando saliste del estudio?
Probablemente NO.
A mi, en cambio, se me daguerrotipò en la mente. Pienso que fue justo en ese momento que decidì llevar a cabo el plan, llevarlo a cabo sin importar que cosa y , en efecto, muchos obstaculos tuve que pasar.

Ahora los veo a todos, los veo y los siento, los siento y espero que algo pase, y espero que algo pase porque se que pasarà; pero son ya mas de las tres y no pasa nada. Son mas de las tres y el sol ya no quema, pero tampoco comienza a llover y los paraguas empiezan a parecer sofocantes y un poco inùtiles.
Acabo de notar un detalle un tanto particular. Las caras que veo a mi alrededor ya las conosco, las he visto antes, en algun otro lugar, y no me refiero a las reuniones del grupo, donde ademàs asistìan solo los jefes de regiòn, son sin embargo, caras conocidas; probablemente de alguna otra vida, dirìas tu, pero almenos yo, he dejado de creer en esas cosas.
Hoy mismo se cumplen tres años desde que te vì por ùltima vez, tres años desde que me dejaste al mando de todo este plan. Supe que estabas en Brasil, tal vez recultando mas miembros, extendiendo asì, la influencia del grupo. Aunque, probablemente solo andabas detràs de alguna carioca.
Veo sus caras y puedo percibir que la paciencia comienza a languidecer, en el fondo no me preocupa, porque confio en tì. Sè que pasarà.
La villa esta repleta, nunca pense que atravez de los diferentes panfletos regionales hubiésemos adquirido tantos miembros; evidentemente la idea que vendìamos se compraba bien.
Pasò otra hora y yo sentìa que se acercaba el momento; la impaciencia comenzaba a predominar en el aula y no sabìa que hacer; no me habìas entrenado para un problema como este; entonces sonò el timbre, sonido que fue como lluvia para esos paraguas secos. Salì a abrir la puerta asi como me habias especificado y aunque lo que veìa era una figura diàfana, seguì caminando convencido ya de que el momento habìa llegado.
Cuando llegue a la reja no habìa nadie, encontrè solo una cajita, pero era imposible que todo este tiempo la respuesta fuese solo el contenido incierto de una cajita tembleque.
Decidido a llevar a cabo todo tal cual me lo pediste cogì la cajita y me dirigi hacia la sala en donde se encontraban todos nuestros seguidores. Reinaba el silencio, te hubiese gustado muchìsimo y la paciencia habia regresado a ser, lo cual me tranquilizò bastante. Me posicioné en un punto central, donde podìa ver a todos y todos me podìan ver. Mi expectativa era cada vez mas grande, me emocionaba pensar que dentro de esa cajita se encontrase tu voluntad, o almenos parte de ella. Me estaba preparando para cualquier cosa y pensaba cuanto habria extrañado el grupo y el plan, cuando derrepente la cajita se abriò.
Toda la situaciòn comenzaba a ser divina.
Adentro de la caja habia un papel amarillento y muy arrugado ademàs, y una frase, una frase que jamas pense volver a escuchar, la misma que me susurraste ese dia hace ya tanto tiempo.

"Busquenme adentro de ustedes mismos"
decìa, decìa eso y nada mas.